El oído es el primer órgano que termina su desarrollo en la fase embrionaria, ya que desde el vientre materno el feto es capaz de oír.
La estimulación cobra gran importancia desde que el niño nace. Tal y como nos menciona Casanova, B., & García,I. (2018), a través de la escucha de la música, podemos llegar a trabajar la concentración, el desarrollo de las habilidades comunicativas y sociales, la lingüística e incluso mejorar el aprendizaje.
Las cualidades rítmicas de las canciones de cuna, infantiles o de los juegos, proporciona sentido del tiempo tanto en los músculos como en la mente del niño. El ritmo implícito conlleva una mayor coordinación, equilibrio y percepción corporal.
Aquí os dejamos una canción de cuna compuesta por el gran compositor Johannes Brahms.
Por otro lado, encontramos tres tipos de planos auditivos: el plano sensual, asociado al mero placer, oímos sin pensar y sin analizar las cualidades musicales, el plano expresivo que es el que aparece cuando escuchamos música y esta afecta al estado de ánimo o a las emociones y por último, el plano musical, que es el más consciente, ya que tenemos la habilidad de escuchar y analizar ritmos, melodías y diversas armonías.
Un recurso que cobra importancia y ayuda a la audición musical sobre todo en edades tempranas es el musicograma. Este fue creado por el compositor belga Jos Wuytack en 1971, siendo resumidamente una "representación esquemática" de la música a través de la seriación gráfica de los diferentes elementos que intervienen en una obra.
Para concluir, en el siguiente enlace podrá visualizar un musicograma de la 5ª sinfonía de Beethoven.
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